Desde los primeros escarceos amorosos vamos desplegando un “alfabeto”
hecho de gestos, palabras, sentimientos, caricias, fantasías,
movimientos, que tienen como fin acercarnos a la experiencia de contacto
más íntima y placentera. El aprendizaje del alfabeto erótico se basa en
la incorporación de modelos culturales generalmente basados en pautas
heterosexuales clásicas (“el hombre debe tomar la iniciativa” “mujer
pasiva, hombre activo”, “darle prioridad a la penetración”, etc.) para
después transgredirlas y construir su propio estilo de comunicación
sexual.
Decálogo para recuperar el alfabeto erótico
* No dejar de acercarse. Caricias, besos, masajes y manifestaciones de ternura vienen bien para restablecer el deseo de estar juntos.
* El alfabeto sexual se restablece practicando y con acciones concretas; no pensando.
* Hablar de lo que les pasa. No dejar que las cosas “las resuelva el tiempo”.
* El contacto no tiene por qué tener un fin sexual. Cualquier tipo de comunicación es fundamental para mantener el vínculo sensorial.
* No dejarse vencer por las inhibiciones o las conjeturas: “me va a rechazar”, “tengo vergüenza”, “no sé cómo empezar”, etc.
* No pensar que la falta de encuentro sexual va a ser para siempre. La proyección futura aleja de la realidad y genera más incertidumbre.
* El “aquí y ahora” ayuda a objetivar el problema y a darle un encuadre actual. Ayuda a buscar alternativas para superarlo.
* Afrontar es mejor que evitar. Es usual que el sentimiento de inhabilidad o torpeza embriague la confianza personal. Por ende, hay que “pasar a la acción”.
* Romper con los esquemas preconcebidos y usar variantes de encuentro. Sorprender al otro.
* Desdramatizar el hecho. Usar el humor ayuda a relajarse.
Entremujeres
* No dejar de acercarse. Caricias, besos, masajes y manifestaciones de ternura vienen bien para restablecer el deseo de estar juntos.
* El alfabeto sexual se restablece practicando y con acciones concretas; no pensando.
* Hablar de lo que les pasa. No dejar que las cosas “las resuelva el tiempo”.
* El contacto no tiene por qué tener un fin sexual. Cualquier tipo de comunicación es fundamental para mantener el vínculo sensorial.
* No dejarse vencer por las inhibiciones o las conjeturas: “me va a rechazar”, “tengo vergüenza”, “no sé cómo empezar”, etc.
* No pensar que la falta de encuentro sexual va a ser para siempre. La proyección futura aleja de la realidad y genera más incertidumbre.
* El “aquí y ahora” ayuda a objetivar el problema y a darle un encuadre actual. Ayuda a buscar alternativas para superarlo.
* Afrontar es mejor que evitar. Es usual que el sentimiento de inhabilidad o torpeza embriague la confianza personal. Por ende, hay que “pasar a la acción”.
* Romper con los esquemas preconcebidos y usar variantes de encuentro. Sorprender al otro.
* Desdramatizar el hecho. Usar el humor ayuda a relajarse.
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