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Para
fertilizar los huevos de la hembra, los peces cíclidos haplocrominos
macho deben eyacular en su boca; y para lograrlo recurren a un astuto
truco, publicó hoyinternacional.com
A lo largo de la historia animal, incluida obviamente la del hombre,
el sexo se ha consolidad como uno de los principales motores del
ingenio. Y lo anterior no solo se debe a que la actividad sexual guarda
una íntima relación con el desarrollo evolutivo y la supervivencia de
una especie, sino que también representa el estado máximo del placer,
dentro de un plano biológico, para cualquiera de sus ejemplares.
Y dentro de las múltiples estrategias sexuales que podemos admirar
dentro del reino animal, existen algunas que destacan por su
extravagancia o sofisticación, entre ellas la empleada por las gallinas
salvajes, cuyas hembras copulan indistintamente con decenas de machos
para luego desechar todo el semen excepto el mejor, o los peces cíclidos
haplocrominos, cuyos machos han ideado un sagaz truco para eyacular en
la boca de sus hembras.
Estos peces, que abundan en los lagos africanos, eyaculan al interior
de la boca de las hembras, pues ellas guardan ahí celosamente los
huevos que potencialmente podrán fertilizarse. Para ello los machos
exhiben unas marcas amarillas en la aleta anal, mismas que imitan los
huevos que guarda la hembra. Cuando la hembra descubre las marcas, su
instinto le lleva a acercarse para intentar recoger los falsos huevos en
su boca, y es precisamente en este momento cuando el astuto macho
dispara su esperma dentro de la boca de la hembra y consigue un gol en
pro de la supervivencia de su especie (ya que este mecanismo es un
requisito para que las hembras den a luz a nuevos pececitos).
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