El Calvario
El Calvario
Elite 1973
“Testigo de muchas épocas.
Mudo señor de historia diversas, que con su tolerancia de viejo sabio y
sereno, ha podido soportar el paso de
los años, con la naturalidad estoico y tranquilo de quién mira su sino [sic]. Este
es “El Calvario”. Sitio que evoca el pretérito cercano, con la fruición análoga
de aquel lugar por donde transitara el hombre de Nazaret.
El Calvario
venezolano fue en su época, asedio para el
concentrado estudio de los jóvenes universitarios de hace cuarenta o cincuenta
años atrás. Pero también fue el sitio
oportuno de sabrosos paseos familiares, o de la indiscreta pero emocionante
cita amorosa. En cualquier ocasión, bien
que si, era el vértice de un encuentro,
del inicio grato y placentero de una mañana, o del reto fanfarrón y
sonajero de la famosa “peguito” o la salida del colegio o del liceo.
Pero más tarde, la urbe pujante
fue olvidándolo, acostumbrado a su presencia de años, y ya no más inocente su
tránsito. Toda una pléyade de gentes, víctimas de las transculturización que
genera todo progreso,, fue hallándolo poco
a poco. Y ya no fue otra vez clara ni sencilla la palabra, y fue difícil comprender
al “musiú” inmigrantes
….
, que, sin quererlo y obligándolo por
las circunstancias que fue desplazando
al criollo del que ya no se acordaba.
Los
venezolanos íbamos dejando
atrás, con acelerado paso, la tradición, la leyenda, el minúsculo
conversatorio
de las gentes que paseaban por las frescas tardes caraqueñas cuando la
ciudad ostentaba presuntuosa, 21 grados de eterna temperatura. O que
disfrutaban del sol en los cálidos domingos,
cuando desde lo más alto de la pequeña colina, jadeantes, luego de
alcanzarla,
podían divisar en su mágico esplendor cómo aquella Caracas de Pérez
Bonalde,
estiraba sus piernas y sus brazos, mientras en su tímido pecho brotaban
erguidas,
las dos razones suficientes de que
(ilegible) grande y moza.
De aquel Calvario solo nos
queda el recuerdo, en las no sé cuantas escaleras que todavía conducen hasta el
pedestal de la Estatua de Colón y que de pequeños siempre nos parecía desafiante con su conquista.”
Nota actual
El Colón que ya no está y desconocemos
su paradero. Ahora ocupa su lugar Ezequiel
Zamora, líder de la Guerra Federal, bajo el silencio y la aceptación de los
caraqueños. El Calvario capricho de los autócratas, fue llamado Guzmán Blanco y
desde el 2010“Ezequiel Zamora”. Para los caraqueños retrospectivos siempre será
“ El Parque El Calvario”.
María F Sigillo
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