Hidden Heroes, Héroes Escondidos, se titula la muestra, que dura
hasta junio de 2012 y tiene como fin celebrar esas creaciones que muchas
veces no se aprecian, como el papel higiénico. Y cuenta la historia que
hay detrás de estos inventos, según informa el corresponsal de
tecnología de la BBC, Rory Cellan-Jones.
Texto: bbc.co.uk
A diferencia de lo que muchos creen, las perchas -donde se cuelgan
los abrigos en el armario- no datan de la época de Matusalén. Fue entre
1900 y 1906 que se aprobaron 189 patentes para sendos modelos, uno de
ellos diseñado por Albert Parkhouse.
Un día gélido de invierno, Parkhouse llegó a la oficina para
encontrarse que ya no había más espacio en el ropero. Pero con pocas
ganas de dejar el abrigo en el suelo, tomó un alambre y le dio forma de
percha. Sin conferencia de prensa ni evento de lanzamiento, nacía la
percha de alambre.
La muestra recoge bocetos originales de los inventores, que ilustran
el proceso desde mera idea hasta objeto final. Además incluye detalles
de las patentes y algunos afiches publicitarios originales.
El momento “lamparilla”
La curadora Sue Mossman explicó a la BBC que algunas creaciones son
“supestamente mundanas pero no por ellos dejan de ser sorprendentes”.
Muchas veces es su simplicidad lo que las vuelve tan longevas.
Cuando se le pregunta qué seguirá siendo útil dentro de 10 años, si
el iPhone o la banda elástica, es categórica: “La banda elástica. El
iPhone será para entonces un dinosaurio. No es lo suficientemente
simple”.
Algunas de ellas llegan en un momento de “eureka”, como la percha de
Parkhouse, pero Mossman explica que muchas veces “toma varios pasos dar
con el producto perfecto.”
A veces son producto del error. Uno de los inventos célebres por ser hijos de una equivocación son las hojillas Post-it.
Todo comenzó con un fracaso a finales de los años ’60. A un
científico estadounidense del laboratorio de investigación 3M, Spencer
Silver, le comisionaron la creación de un pegamento poderoso, pero su
fórmula resultó en un ungüento fácilmente despegable.
Diez años después un colega de Silver, Arthur Fry, recordó aquel
fracaso cuando, irritado porque se le caían los marcapáginas de su libro
de canto durante un ensayo con el coro, resolvió encontrar una solución
definitiva. Así nacían los ubicuos Post-it.
Del clip de alambre a los Post-it, algunos productos simples y
baratos demuestran que si cumplen la función para la que fueron
diseñados, son duraderos. Algunos, además, hicieron muy ricos a sus
creadores. Pero esa es otra historia.
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